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  Seite 03: Die Geschichte vom kleinen Muck (Historia del pequeño Muck)



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Als die Fünfundzwanzig voll waren, befahl er mir, aufzumerken, und erzählte mir von dem kleinen Muck:
Der Vater des kleinen Muck, der eigentlich Muckrah heißt, war ein angesehener, aber armer Mann hier in Nicea. Er lebte beinahe so einsiedlerisch wie jetzt sein Sohn. Diesen konnte er nicht wohl leiden, weil er sich seiner Zwerggestalt schämte, und ließ ihn daher auch in Unwissenheit aufwachsen.
Der kleine Muck war noch in seinem sechzehnten Jahr ein lustiges Kind, und der Vater, ein ernster Mann, tadelte ihn immer, daß er, der schon längst die Kinderschuhe zertreten haben sollte, noch so dumm und läppisch sei.
Der Alte tat aber einmal einen bösen Fall, an welchem er auch starb und den kleinen Muck arm und unwissend zurückließ. Die harten Verwandten, denen der Verstorbene mehr schuldig war, als er bezahlen konnte, jagten den armen Kleinen aus dem Hause und rieten ihm, in die Welt hinauszugehen und sein Glück zu suchen.
Der kleine Muck antwortete, er sei schon reisefertig, bat sich aber nur noch den Anzug seines Vaters aus, und dieser wurde ihm auch bewilligt.
Sein Vater war ein großer, starker Mann gewesen, daher paßten die Kleider nicht. Muck aber wußte bald Rat; er schnitt ab, was zu lang war, und zog dann die Kleider an. Er schien aber vergessen zu haben, daß er auch in der Weite davon schneiden müsse, daher sein sonderbarer Aufzug, wie er noch heute zu sehen ist; der große Turban, der breite Gürtel, die weiten Hosen, das blaue Mäntelein, alles dies sind Erbstücke seines Vaters, die er seitdem getragen; den langen Damaszenerdolch seines Vaters aber steckte er in den Gürtel, ergriff ein Stöcklein und wanderte zum Tor hinaus.

Al completar los veinticinco, me mandó a escuchar y me contó la historia del pequeño Muck.

El padre de Muck, que en realidad se llamaba Mukra, era un hombre respetado pero pobre aquí en Nicea.
Vivía casi tan solitario como ahora su hijo.
No podía soportar a éste, porque se avergonzaba de que fuese enano, y por ello le dejó crecer en la ignorancia.
A los dieciséis años, Muck era todavía un chico alegre, y su padre, un hombre taciturno, le reprendía siempre por ser aún pueril e inocente, aunque hacía mucho debería haber gastado los zapatos de niño.

El viejo tuvo una mala caída de la que murió y dejó al pequeño Muck pobre e ignorante.
Los crueles parientes, a los que el difunto debía más de lo que había podido pagar, echaron al pobre Muck de su casa, aconsejándole que se fuese a recorrer el mundo para hacer fortuna.

El pequeño Muck respondió que estaba preparado para el viaje y sólo pidió el traje de su padre que le concedieron.
Su padre había sido un hombre alto y corpulento, por eso su ropa no le iba bien. Pero Muck tuvo pronto una idea; cortó lo que le sobraba de largo y se la puso.
Pero pareció que olvidó que también de ancho debía haber cortado algo, de ahí el extraño aspecto con el que aún hoy se le puede ver; el gran turbante, los anchos pantalones, la capita azul, todo es heredado de su padre y lo llevaba puesto desde entonces; la larga daga damasquina de su padre se colgó en el cinturón, cogió un bastoncillo y se puso en marcha.

Vokabular
schämen = avergonzar
die Unwissenheit = la ignorancia
tadeln = reprender
die Verwandten = los parientes
der Verstorbene = el difunto
reisefertig = preparado para el viaje
abschneiden = cortar





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