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  Seite 24: Die Geschichte vom falschen Prinzen (Historia del falso príncipe )



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Als er endlich wieder nach Alessandria kam, ritt er vor das Haus seines alten Meisters, stieg ab, band sein Rößlein an die Türe und trat in die Werkstatt. Der Meister, der ihn nicht gleich kannte, machte ein großes Wesen und fragte, was ihm zu Dienst stehe; als er aber den Gast näher ansah und seinen alten Labakan erkannte, rief er seine Gesellen und Lehrlinge herbei, und alle stürzten sich wie wütend auf den armen Labakan, der keines solchen Empfangs gewärtig war, stießen und schlugen ihn mit Bügeleisen und Ellenmaß, stachen ihn mit Nadeln und zwickten ihn mit scharfen Scheren, bis er erschöpft auf einen Haufen alter Kleider niedersank.
Als er nun so dalag, hielt ihm der Meister eine Strafrede über das gestohlene Kleid; vergebens versicherte Labakan, daß er nur deswegen wiedergekommen sei, um ihm alles zu ersetzen, vergebens bot er ihm den dreifachen Schadenersatz, der Meister und seine Gesellen fielen wieder über ihn her, schlugen ihn weidlich und warfen ihn zur Türe hinaus; zerschlagen und zerfetzt stieg er auf das Roß Murva und ritt in eine Karawanserei. Dort legte er sein müdes, zerschlagenes Haupt nieder und stellte Betrachtungen an über die Leiden der Erde, über das so oft verkannte Verdienst und über die Nichtigkeit und Flüchtigkeit aller Güter. Er schlief mit dem Entschluß ein, aller Größe zu entsagen und ein ehrsamer Bürger zu werden.
Und den andere Tag gereute ihn sein Entschluß nicht; denn die schweren Hände des Meisters und seiner Gesellen schienen alle Hoheit aus ihm herausgeprügelt zu haben.

Al llegar de nuevo a Alejandría, pasó ante la casa de su antiguo maestro, se detuvo, ató su caballo a la puerta y entró en el taller.
El maestro que no le reconoció inmediatamente, hizo una gran reverencia y le preguntó en que podía servirle; pero cuando miró mejor al recién llegado y reconoció a su viejo Labakán, llamó a sus oficiales y aprendices, y todos se lanzaron sobre el pobre Labakán, que no esperaba tal acogida, y le empujaron y golpearon con planchas y varas, le pincharon con agujas y le pellizcaron con las puntiagudas tijeras, hasta que cayó agotado sobre un montón de trajes viejos.


Y, mientras estaba allí caído, el maestro le echó un sermón sobre el traje robado; en vano aseguró Labakán que había regresado sólo para restituirlo, en vano le ofreció el triple para pagar daños; el maestro y sus aprendices volvieron a la carga, le golpearon con fuerza y le echaron fuera.

Deshecho y desgarrado, subió al caballo Murva y se dirigió a un lugar de descanso de caravanas. Allí reposó su cabeza cansada y golpeada, y reflexionó sobre las penas de este mundo, sobre los méritos no reconocidos y sobre la vanidad y fugacidad de todos los bienes.
Se durmió con la decisión de renunciar a toda grandeza y convertirse en un honrado ciudadano.

Y al día siguiente se mantuvo en su decisión, pues las pesadas manos del maestro y de sus oficiales parecían haberle arrancado toda la majestad.

Vokabular
der Empfang = la acogida
das Bügeleisen = la plancha
das Ellenmaß = la vara
die Strafrede = el sermón
der Schadenersatz = la indemnización por daños
das Verdienst = el mérito
die Nichtigkeit = la vanidad
die Hoheit = la majestad
herausprügeln = arrancar





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