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Seite 065: Das kalte Herz (El corazón frío) |
deutscher Text | texto español |
Aber es
wurde der Armen nicht so gut, als sie sich
geträumt hatte. Sie glaubte ihr Hauswesen
wohl zu verstehen, aber sie konnte Herrn
Peter nichts zu Dank machen; sie hatte Mitleiden
mit armen Leuten, und da ihr Eheherr reich
war, dachte sie, es sei keine Sünde,
einem armen Bettelweib einen Pfennig oder
einem alten Mann einen Schnaps zu reichen;
aber als Herr Peter dies eines Tages merkte,
sprach er mit zürnenden Blicken und
rauher Stimme: »Warum verschleuderst
du mein Vermögen an Lumpen und Straßenläufer?
Hast du was mitgebracht ins Haus, das du
wegschenken könntest? Mit deines Vaters
Bettelstab kann man keine Suppe wärmen,
und wirfst das Geld aus wie eine Fürstin?
Noch einmal laß dich betreten, so
sollst du meine Hand fühlen!«
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Pero a la
desdichada no le fue tan bien como se había
imaginado. Creía conocer bien la organización
doméstica, pero no podía hacer
las cosas a gusto del señor Pedro;
ella tenía compasión de la gente
pobre y, como su marido era rico, pensaba
que no sería ningún pecado dar
unos céntimos a una pobre mendiga o
una copita a un anciano. Pero el día
en que el señor Pedro se dio cuenta
de esto, dijo con una mirada torva y voz bronca -¿por qué derrochas mi riqueza con bribones y vagabundos? ¿Has aportado algo a la casa que puedas regalar? Con el palo de mendigo de tu padre no hay ni para calentar una sopa y tú derrochas el dinero como una princesa. Si te vuelvo a sorprender otra vez, te enterarás del peso de mi mano. La hermosa Isabel lloraba en su habitación por los duros sentimientos de su marido y a menudo deseaba estar en su hogar, en la pobre cabaña de su padre, antes que vivir en casa de Pedro, rico, pero avaro y duro de corazón. ¡Ah!, si hubiera sabido que tenía un corazón de mármol y que no podía amarla a ella ni a ninguna otra persona, seguro que no le habría extrañado. Pero ahora, cada vez que se sentaba junto a su puerta y pasaba un mendigo y se quitaba el sombrero y empezaba su cantinela, ella cerraba los ojos para no ver la miseria, apretaba más fuerte las manos para no meterlas espontáneamente en el bolsillo y sacar un simple cruzado. Así ocurrió que la bella Isabel adquirió mala fama por toda la Selva y se dijo que era todavía más avara que Pedro Munk. |
Vokabular | |
keine Sünde sein = ser ningún pecado | |
verschleudern = derrochar | |
geizig = avaro | |
hartherzig = duro | |
unwillkürlich = espontáneamente |
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