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  Seite 032: Das kalte Herz (El corazón frío)



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Erschöpft und zitternd setzte Peter seinen Weg fort; der Pfad wurde steiler, die Gegend wilder, und bald befand er sich an der ungeheuren Tanne. Er machte wieder seine Verbeugungen gegen das unsichtbare Glasmännlein und hub dann an:

»Schatzhauser im grünen Tannenwald,
Bist schon viel hundert Jahre alt,
Dein ist all Land, wo Tannen stehn,
Läßt dich nur Sonntagskindern sehn.«

»Hast's zwar nicht ganz getroffen; aber weil du es bist, Kohlenmunk-Peter, so soll es hingehen«, sprach eine zarte, feine Stimme neben ihm. Erstaunt sah er sich um, und unter einer schönen Tanne saß ein kleines, altes Männlein in schwarzem Wams und roten Strümpfen und den großen Hut auf dem Kopf. Er hatte ein feines, freundliches Gesichtchen und ein Bärtchen so zart wie aus Spinnweben; er rauchte, was sonderbar anzusehen war, aus einer Pfeife von blauem Glas, und als Peter näher trat, sah er zu seinem Erstaunen, daß auch Kleider, Schuhe und Hut des Kleinen aus gefärbtem Glas bestanden; aber es war geschmeidig, als ob es noch heiß wäre; denn es schmiegte sich wie Tuch nach jeder Bewegung des Männleins.

Agotado y tembloroso continuó Pedro su camino; el sendero se hacía más escarpado, el paraje más agreste, y él se encontró pronto junto al enorme abeto. Como el día anterior, repitió su reverencia ante el invisible Hombrecillo de Cristal y luego comenzó

Tesorero en el bosque verde,
que cuentas ya años a cientos
es tuya toda la tierra, donde los abetos se hallan,
sólo dejas que los niños nacidos en domingo te vean.

-La verdad es que no te ha salido bien del todo, pero por ser tú, Pedro el Carbón Munk, puede pasar-, dijo a su lado una voz suave y fina.
Sorprendido miró alrededor y bajo un hermoso abeto estaba sentado un hombrecillo viejo, con jubón negro y medias rojas y un gran sombrero en la cabeza.
Tenía una carita menuda y amable y una pequeña barba tan sutil como una telaraña; fumaba en pipa de cristal azul, que era un espectáculo extraño, y, cuando Pedro se acercó más, vio para asombro suyo que también ropa, zapatos y sombrero del pequeño eran de cristal de colores; pero aquello estaba elástico como si aún estuviera caliente, pues se amoldaba a cualquier movimiento de hombrecillo como un paño.


Vokabular
erschöpft = agotado
der Pfad = el sendero
die Spinnweben = la telaraña
geschmeidig = elástico
sich schmiegen = amoldarse





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