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»Also sehen«, sprach der arme Geschlagene, indem er sich mühsam aufrichtete, »sehen auf stehen - jetzt, Glasmännlein, wollen wir wieder ein Wort zusammen sprechen.«
Er ging in die Hütte, holte seinen Hut und den langen Stock, nahm Abschied von den Bewohnern der Hütte und trat seinen Rückweg nach dem Tannenbühl an. Er ging langsam und sinnend seine Straße, denn er mußte ja einen Vers ersinnen; endlich, als er schon in dem Bereich des Tannenbühls ging und die Tannen höher und dichter wurden, hatte er auch seinen Vers gefunden und machte vor Freude einen Sprung in die Höhe. Da trat ein riesengroßer Mann in Flözerkleidung und eine Stange so lang wie ein Mastbaum in der Hand hinter den Tannen hervor. Peter Munk sank beinahe in die Knie, als er jenen langsamen Schrittes neben sich wandeln sah; denn er dachte, das ist der Holländer-Michel und kein anderer. Noch immer schwieg die furchtbare Gestalt, und Peter schielte zuweilen furchtsam nach ihm hin. Er war wohl einen Kopf größer als der längste Mann, den Peter je gesehen; sein Gesicht war nicht mehr jung, doch auch nicht alt, aber voll Furchen und Falten; er trug ein Wams von Leinwand, und die ungeheuren Stiefel, über die Lederbeinkleider heraufgezogen, waren Peter aus der Sage wohlbekannt.

-Así que "ver"-, dijo el desgraciado levantándose penosamente, -"ver" con "hallarse"... ahora, Hombrecillo de Cristal, vamos a volver a hablar unas palabras.
Entró en la choza, cogió su sombrero y su largo bastón, se despidió de los habitantes de la choza y emprendió su camino de vuelta a la colina de los abetos. Marchaba despacio y meditando por su camino, pues tenía que inventarse un verso.
Por fin, al adentrarse en la zona de la colina de los abetos donde los árboles se hacen más altos e impenetrables, resultó que Pedro encontró la rima y dio un salto de alegría.
En aquel momento salió de detrás de los abetos un hombre gigantesco, vestido de almadiero y con un palo como un mástil en la mano.
Pedro Munk casi cayó de rodillas al ver que se le acercaba a paso lento, pues pensó que no era ni más ni menos que Michel el holandés.
La imponente figura aún permaneció silenciosa. Pedro, tembloroso, le miraba de reojo, de cuando en cuando. Era cierto que le llevaba la cabeza al hombre más alto que Pedro había visto, su cara no era joven ni tampoco vieja, pero estaba llena de arrugas; llevaba un jubón de lino, y las enormes botas, que sobresalían por encima de los pantalones de cuero, eran bien conocidas de Pedro por la leyenda.

Vokabular
Abschied nehmen = despedirse
der Rückweg = el camino de vuelta
vor Freude einen Sprung machen = dar un salto de alegría
der Mastbaum = el mástil
nach etwas schielen = mirar de reojo
Furchen und Falten = arrugas





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