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  Seite 021: Das kalte Herz (El corazón frío)



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So sprach der arglistige Michel, und die anderen waren es zufrieden; die einen, weil sie gerne nach Holland gezogen wären, es zu sehen, die anderen des Geldes wegen. Nur ein einziger war redlich und mahnte sie ab, das Gut ihres Herrn der Gefahr auszusetzen oder ihn um den höheren Preis zu betrügen, aber sie hörten nicht auf ihn und vergaßen seine Worte, aber der Holländer-Michel vergaß sie nicht. Sie fuhren auch mit dem Holz den Rhein hinab, und Michel leitete das Floß und brachte sie schnell bis nach Rotterdam. Dort bot man ihnen das Vierfache von dem früheren Preis, und besonders die ungeheuren Balken des Michel wurden mit schwerem Geld bezahlt. Als die Schwarzwälder so viel Geld sahen, wußten sie sich vor Freude nicht zu fassen. Michel teilte ab, einen Teil dem Holzherrn, die drei anderen unter die Männer. Und nun setzten sie sich mit Matrosen und anderem schlechten Gesindel in die Wirtshäuser, verschlemmten und verspielten ihr Geld; den braven Mann aber, der ihnen abgeraten, verkaufte der Holländer-Michel an einen Seelenverkäufer, und man hat nichts mehr von ihm gehört. Von da an war den Burschen im Schwarzwald Holland das Paradies und Holländer-Michel ihr König; die Holzherren erfuhren lange nichts von dem Handel, und unvermerkt kamen Geld, Flüche, schlechte Sitten, Trunk und Spiel aus Holland herauf.

Así habló el pérfido Michel y los demás estuvieron de acuerdo; unos, porque les gustaba ir a Holanda, para conocer el país; otros por el dinero.
Tan sólo hubo uno que fue honrado y quiso disuadirlos de exponer a un peligro las mercancías de su amo o de estafarle a un precio más alto, pero no le escucharon y olvidaron sus palabras, pero Michel el holandés no las olvidó.
Navegaron con la madera por el Rin, aguas abajo y Michel guiaba la armadía y la condujo velozmente a Rótterdam. Allí se les ofreció el cuádruple del precio inicial y, sobre todo, pagaron un dineral por los maderos enormes de Michel.
Cuando los de la Selva Negra vieron tanto dinero, no cabían en sí de alegría.
Michel hizo el reparto: una parte para el maderero, las otras tres para los hombres. Y éstos se sentaron en las tabernas con marineros y gentuza mala, despilfarraron y perdieron su dinero; en cuanto al hombre honrado que quiso disuadirlos, Michel el holandés lo vendió a una carraca, y no se ha vuelto a oír hablar de él nunca más.
Desde entonces Holanda fue el paraíso de los mozos de la Selva Negra, y Michel el holandés, su rey.
Durante mucho tiempo los madereros nada supieron del negocio, e imperceptiblemente fueron llegando de Holanda dinero, blasfemias, malas costumbres, bebidas y juego.

Vokabular
arglistig = pérfido
der Gefahr aussetzen = exponer a un peligro
betrügen = estafar
das Vierfache = el cuádruple
der Matrose = el marinero
das Gesindel = la gentuza
verschlemmen = despolfarrar
der Seelenverkäufer = la carraca





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