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  Seite 15: Märchen von einem, der auszog das Fürchten zu lernen (Juan Sinmiedo)



deutscher Text Texto  español

Die zweite Nacht ging er abermals hinauf ins alte Schloß, setzte sich zum Feuer und fing sein altes Lied wieder an:"Wenn mir's nur gruselte !"
Wie Mitternacht herankam, ließ sich ein Lärm und Gepolter hören; erst sachte, dann immer stärker, dann war's ein bißchen still, endlich kam mit lautem Geschrei ein halber Mensch den Schornstein herab und fiel vor ihn hin.
"Heda!", rief er, "noch ein halber gehört dazu, das ist zu wenig." Da ging der Lärm von frischem an, es tobte und heulte, und fiel die andere Hälfte auch herab.
"Wart", sprach er, "ich will dir erst das Feuer ein wenig anblasen." Wie er das getan hatte und sich wieder umsah, da waren die beiden Stücke zusammengefahren, und saß da ein greulicher Mann auf seinem Platz. "So haben wir nicht gewettet", sprach der Junge, "die Bank ist mein."
Der Mann wollte ihn wegdrängen, aber der ließ sich's nicht gefallen, schob ihn mit Gewalt weg und setzte sich wieder auf seinen Platz. Da fielen noch mehr Männer herab, einer nach dem andern, die holten neun Totenbeine und zwei Totenköpfe, setzten auf und spielten Kegel.

Al llegar la segunda noche, se encaminó de nuevo al castillo y, sentándose junto al fuego, volvió a la vieja canción: «¡Si siquiera supiese lo que es el miedo!». Antes de medianoche se oyó un ruido y estrépito. Suavemente al principio, luego más fuerte; siguió un momento de silencio, y, al fin, emitiendo un agudísimo alarido bajó por la chimenea la mitad de un hombre y fue a caer a sus pies.
-¡Caramba! -exclamó el joven-. Aquí falta una mitad. ¡Hay que tirar más!. Volvió a oírse el estruendo, y, entre un alboroto de gritos y aullidos, cayó la otra mitad del hombre.
-Aguarda -exclamó el muchacho-. Voy a avivarte el fuego. Cuando, ya listo, se volvió a mirar a su alrededor, las dos mitades se habían soldado, y un hombre horrible estaba sentado en su sitio.
-¡Eh, amigo, que éste no es el trato! -dijo el muchacho-. El banco es mío.
El hombre quería empujarlo a un lado, pero el mozo, empeñado en no ceder, lo apartó de un empujón y se instaló en su asiento. Entonces bajaron más hombres, uno tras otro, llevando nueve tibias y dos calaveras, y, después de colocarlas en la posición debida, comenzaron a jugar a bolos.

Vokabular
das Gepolter = el estrépito
sacht = suavemente
der Schornstein = la chimenea
die Bank = el banco
wegdrängen = empujar a un lado
der Totenkopf = la calavera





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