Die Sonne
schien durch das Fenster herein, als er
gestärkt und gesund erwachte. Keiner
von seinen Dienern war noch zurückgekehrt;
denn sie glaubten, er sei tot; aber die
Nachtigall saß noch und sang. »Immer
mußt du bei mir bleiben!«, sagte
der Kaiser. »Du sollst nur singen,
wenn du selbst willst, und den Kunstvogel
schlage ich in tausend Stücke.«
»Tue das nicht«, sagte die Nachtigall,
»der hat ja das Gute getan, solange
er konnte, behalte ihn wie bisher. Ich kann
nicht nisten und wohnen im Schlosse, aber
laß mich kommen, wenn ich selbst Lust
habe, da will ich des Abends dort beim Fenster
sitzen und dir vorsingen, damit du froh
werden kannst und gedankenvoll zugleich.
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El sol
entraba por la ventana cuando el emperador
se despertó, fuerte y sano . Ninguno
de sus criados había vuelto aún,
pues todos lo creían muerto.
Sólo el ruiseñor seguía
cantando en la rama.
-¡Nunca te separarás de mi
lado! -le dijo el emperador-. Cantarás
cuando te apetezca; y en cuanto al pájaro
mecánico, lo romperé en mil
pedazos. -No lo hagas -suplicó el
ruiseñor-. Él cumplió
su misión mientras pudo; guárdalo
como hasta ahora. Yo no puedo anidar ni
vivir en el palacio, pero permíteme
que venga cuando se me ocurra; entonces
me posaré junto a la ventana y te
cantaré para que estés contento
y reflexiones. |