In China,
weißt du ja wohl, ist der Kaiser ein
Chinese, und alle, die er um sich hat, sind
Chinesen. Es sind nun viele Jahre her, aber
gerade deshalb ist es wert, die Geschichte
zu hören, ehe sie vergessen wird.
Des Kaisers Schloß war das prächtigste
der Welt, ganz und gar von feinem Porzellan,
so kostbar, aber so spröde, so mißlich
daran zu rühren, daß man sich
ordentlich in acht nehmen mußte. Im
Garten sah man die wunderbarsten Blumen,
und an die allerprächtigsten waren
Silberglocken gebunden, die erklangen, damit
man nicht vorbeigehen möchte, ohne
die Blumen zu bemerken. Ja, alles war in
des Kaisers Garten fein ausgedacht, und
er erstreckte sich so weit, daß der
Gärtner selbst das Ende nicht kannte;
ging man immer weiter, so kam man in den
herrlichsten Wald mit hohen Bäumen
und tiefen Seen. |
En China,
como sabes muy bien, el emperador es chino,
y chinos son todos los que lo rodean. Hace
ya muchos años de lo que voy a contar,
mas por eso precisamente vale la pena que
lo oigan, antes de que la historia se haya
olvidado.
El palacio del emperador era el más
espléndido del mundo entero, todo él
de la más delicada porcelana. Todo
en él era tan precioso y frágil,
que había que ir con mucho cuidado
antes de tocar nada. El jardín estaba
lleno de flores maravillosas, y de las más
bellas colgaban campanillas de plata que sonaban
para que nadie pudiera pasar de largo sin
fijarse en ellas. Sí, en el jardín
imperial todo estaba muy bien pensado, y era
tan extenso que el propio jardinero no tenía
idea de dónde terminaba. Si se seguía
andando, se encontraba en el bosque más
espléndido que quepa imaginar, lleno
de altos árboles y profundos lagos.
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