Er las
                                      ihn zweimal und küsste ihn und
                                      blickte mit seinen beiden Augen zu mir
                                      empor und sagte: "Ich bin der glücklichste
                                      Mensch!" - Nur er und ich wussten,
                                      was im ersten Brief von der Geliebten stand.
                                      - lch entsinne mich auch zweier anderer
                                      Augen; es ist merkwürdig, wie man
                                      mit den Gedanken springen kann! - Hier
                                      in der Straße fand ein prächtiges
                                      Begräbnis statt, die junge, hübsche
                                      Frau lag im Sarge auf dem mit Samt überzogenen
                                      Leichenwagen. Da prangten so viele Blumen
                                      und Kränze, da leuchteten so viele
                                      Fackeln, dass ich dabei ganz verschwand.
                                      Der ganze Bürgersteig war mit Menschen
                                      angefüllt, sie folgten alle dem Leichenzug,
                                      als aber die Fackeln verschwunden waren
                                      und ich mich umsah, stand hier noch einer
                                      am Pfahl und weinte, ich vergesse nie die
                                      beiden Augen voll Trauer, die gegen mich
                                  aufblickten!"   | 
La leyó 
                                      dos veces, y, besándola, levantó 
                                      la mirada hasta mí y decía 
                                      -¡Soy el más feliz de los hombres!- 
                                      - Sólo él y yo supimos lo 
                                      que decía aquella primera carta de 
                                      la amada.-  
                                      Recuerdo también otro par de ojos; 
                                      ¡es curioso, los saltos que se puede 
                                      dar con el pensamiento! 
                                      - En nuestra calle hubo un día un 
                                      magnífico entierro; la mujer, joven 
                                      y bonita, yacía en el féretro, 
                                      en el coche fúnebre tapizado de terciopelo. 
                                      Lucían tantas flores y coronas, brillaban 
                                      tantas antorchas, que yo quedé casi 
                                      eclipsado. Toda la acera estaba llena de 
                                      personas que acompañaban al cortejo 
                                      fúnebre; pero al haberse alejado 
                                      todas las antorchas,y yo miré a mi 
                                      alrededor, quedaba solamente un hombre junto 
                                      al poste, llorando, y nunca olvidaré 
                                      aquellos ojos llenos de tristeza que me 
                                      miraban.-  
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