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Seite 38: Des Moorkönigs Tochter (La hija del rey del pantano) |
deutscher Text | Texto español |
»Deine harte Zeit wird noch einmal kommen!«, sagte die Wikingerfrau. »Furchtbar wird sie werden, auch für mich! Besser wärest du als Kind auf der Landstraße ausgesetzt worden, und die Nachtkälte hätte dich in den Tod gelullt!« Und die Wikingerfrau vergoß bittere Tränen und ging zornig und betrübt hinter den Fellvorhang, der von einem Balken lose herabhing und die Stube teilte. Einsam saß die zusammengeschrumpfte Kröte im Winkel. Lautlose Stille war in der Stube, aber nach kurzer Zeit entrang sich ihr ein halberstickter Seufzer; es war, als ob unter Schmerzen neues Leben in ihrem Herzen geboren werde. Sie tat einen Schritt vorwärts, lauschte, tat wieder einen Schritt und ergriff nun mit unbehülflichen Händen die schwere Stange, die vor die Tür geschoben war. Leise schob sie sie zur Seite, still nahm sie das Holzstück fort, das unter der Klinke steckte und ergriff die brennende Lampe, die in der Vorkammer stand. Es war, als gäbe ihr ein starker Wille ungeahnte Kräfte. Sie zog den eisernen Bolzen aus der vergitterten Tür und schlich sich zu dem Gefangenen hinab. Er schlief. Sie berührte ihn mit ihrer kalten, klammen Hand, und er erwachte. |
-¡Ya
vendrán para ti tiempos duros! -prosiguió
la mujer-. Pero también mi vida se
hará espantosa. Mejor hubiera sido
exponerte en el camino, recién nacida,
para que te arrullara la helada hasta hacerte
morir. Y la esposa del vikingo lloró
amargas lágrimas, y se retiró,
airada y afligida, detrás de la cortina
de pieles que, colgando de la viga, dividía
en dos la habitación. La arrugada rana
quedó sola en una esquina. En la habitación
había un profundo silencio, pero al
cabo de un rato la rana exhaló un suspiro
ahogado. Era como si, sumida en profundo dolor,
naciese una vida nueva en lo más íntimo
de su pecho. Ella avanzó un paso, aguzó
el oído, dio luego un segundo paso
y, con sus manos torpes, cogió la pesada
barra colocada delante de la puerta. La sacó sin hacer ruido y quitó luego la clavija de debajo del picaporte. Después cogió la lámpara encendida que había en el atrio; se hubiera dicho que una voluntad férrea le daba energías. Descorriendo el perno de hierro del escotillón, se deslizó escaleras abajo hasta el prisionero, que estaba dormido. Le tocó la rana con su mano fría y húmeda, y él se despertó. |
Vokabular | |
lullen = arrullar | |
lautlose Stille = profundo silencio | |
lauschen = aguzar el oído | |
die Klinke = el picaporte |
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