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Der Kreisel
war nicht mehr jung! – Aber da wurde
er eines Tages ganz und gar vergoldet, nie
hatte er so schön ausgesehen; er war
nun ein Goldkreisel und sprang, daß
es schnurrte. Ja, das war doch noch etwas,
aber auf einmal sprang er zu hoch, und –
weg war er! Man suchte und suchte, selbst
unten im Keller, doch er war nicht zu finden.
– Wo war er? Er war in eine Tonne
gesprungen, wo allerlei Gerümpel, Kohlstrünke,
Kehricht und Schutt lagen, was alles im
Laufe der Zeit von der Dachrinne heruntergefallen
war. »Nun liege ich freilich gut!
Hier wird die Vergoldung bald von mir verschwinden;
ach, unter welchen Unrat bin ich hier geraten!«
Dann schielte er nach einem langen Kohlstrunk
und nach einem sonderbaren runden Dinge,
das wie ein alter Apfel aussah; –
aber es war kein Apfel, es war ein alter
Ball, der viele Jahre in der Dachrinne gelegen
und den das Wasser durchdrungen hatte.
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El trompo
ya no era joven. Pero he aquí que un
buen día lo doraron todo. ¡Nunca
había sido tan hermoso! En adelante
sería un trompo de oro, y saltaba que
era un contento. ¡Había que oír
su ronrón! Pero de pronto pegó
un salto excesivo y... ¡adiós!
Lo buscaron por todas partes, incluso en el
sótano, pero no hubo modo de encontrarlo.
¿Dónde estaría? Había
saltado al depósito de la basura, dónde
se mezclaban toda clase de cachivaches, tronchos
de col, barreduras y escombros caídos
del canalón. -¡A buen sitio he
ido a parar! Aquí se me despintará
todo el dorado. ¡Vaya gentuza la que
me rodea! Y dirigió una mirada de soslayo
a un largo troncho de col que habían
cortado demasiado cerca del repollo, y luego
otra a un extraño objeto esférico
que parecía una manzana vieja. Pero
no era una manzana, sino una vieja pelota,
que se había pasado varios años
en el canalón y estaba medio consumida
por la humedad. |