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  Seite 071: Das kalte Herz (El corazón frío)



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Es war schon Abend, als einige Männer, die vorbeigingen, den reichen Peter Munk an der Erde liegen sahen. Sie wandten ihn hin und her und suchten, ob noch Atem in ihm sei; aber lange war ihr Suchen vergebens . Endlich ging einer in das Haus und brachte Wasser herbei und besprengte ihn. Da holte Peter tief Atem, stöhnte und schlug die Augen auf, schaute lange um sich her und fragte dann nach Frau Lisbeth; aber keiner hatte sie gesehen. Er dankte den Männern für ihre Hilfe, schlich sich in sein Haus und suchte überall; aber Frau Lisbeth war weder im Keller noch auf dem Boden, und das, was er für einen schrecklichen Traum gehalten, war bittere Wahrheit.
Wie er nun so ganz allein war, da kamen ihm sonderbare Gedanken; er fürchtete sich vor nichts, denn sein Herz war ja kalt; aber wenn er an den Tod seiner Frau dachte - kam ihm sein eigenes Hinscheiden in den Sinn, und wie belastet er dahinfahren werde, schwer belastet mit Tränen der Armen, mit tausend ihrer Flüche, die sein Herz nicht erweichen konnten, mit dem Jammer der Elenden, auf die er seine Hunde gehetzt, belastet mit der stillen Verzweiflung seiner Mutter, mit dem Blute der schönen, guten Lisbeth; und konnte er doch nicht einmal dem alten Mann, ihrem Vater, Rechenschaft geben, wenn er käme und fragte: »Wo ist meine Tochter, dein Weib?« Wie wollte er einem anderen Frage stehen, dem alle Wälder, alle Seen, alle Berge gehören und die Leben der Menschen?

Era ya de noche cuando algunos hombres que pasaban vieron al rico Pedro Munk echado en el suelo. Le volvieron de un lado para otro y trataron de ver si aún respiraba, pero mucho tiempo su búsqueda fue en vano. Al fin uno entró en la casa, trajo agua y le roció con ella. Entonces Pedro respiró hondo, gimió y abrió los ojos, miró largo rato a su alrededor y preguntó luego por señora Isabel, pero ninguno la había visto.

Dio las gracias a los hombres por su ayuda, se introdujo furtivamente en su casa y buscó por todas partes; pero señora Isabel no estaba ni en el sótano ni en el desván; era la cruel verdad lo que él había tenido por un mal sueño.
Como estaba completamente solo, le vinieron raros pensamientos; no se asustaba de nada, porque su corazón era frío; pero, al pensar en la muerte de su esposa, le vino a la mente su propia muerte y lo cargado que iba a morir, cargado pesadamente con las lágrimas de los pobres, con sus miles de imprecaciones que no lograron ablandarle su corazón, con la miseria de los miserables contra los que había azuzado sus perros, cargado con la callada desesperación de su madre, con la sangre de la hermosa y buena Isabel; y ni siquiera podría dar cuenta a su anciano padre, cuando viniera a preguntarle
-¿dónde está mi hija, tu mujer?
¿Cómo iba entonces a soportar las preguntas de ese otro a quien pertenecen todos los bosques, todos los lagos, todas las montañas y las vidas de los hombres?

Vokabular
besprengen = rociar
tief Atem holen = respirar hondo
die Augen aufschlagen = abrir los ojos
der Keller = el sótano
der Boden, der Dachboden = el desván
die bittere Wahrheit = la cruel verdad
die Verzweiflung = la desesperación
Rechenschaft geben = dar cuenta





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