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  Seite 01: Der Zwerg Nase (El enano Narizotas)



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Herr! Diejenigen tun sehr unrecht, welche glauben, es habe nur zu Zeiten Haruns Al-Raschid, des Beherrschers von Bagdad, Feen und Zauberer gegeben, oder die gar behaupten, jene Berichte von dem Treiben der Genien und ihrer Fürsten, welche man von den Erzählern auf den Märkten der Stadt hört, seien unwahr. Noch heute gibt es Feen, und es ist nicht so lange her, daß ich selbst Zeuge einer Begebenheit war, wo offenbar die Genien im Spiele waren, wie ich euch berichten werde.
In einer bedeutenden Stadt meines lieben Vaterlandes, Deutschlands, lebte vor vielen Jahren ein Schuster mit seiner Frau schlicht und recht. Er saß bei Tag an der Ecke der Straße und flickte Schuhe und Pantoffeln und machte wohl auch neue, wenn ihm einer welche anvertrauen mochte; doch mußte er dann das Leder erst kaufen, denn er war arm und hatte keine Vorräte. Seine Frau verkaufte Gemüse und Früchte, die sie in einem kleinen Gärtchen vor dem Tore pflanzte, und viele Leute kauften gerne bei ihr, weil sie reinlich und sauber gekleidet war und ihr Gemüse auf gefällige Art auszubreiten wußte.

¡Señor! Se equivocan por completo los que creen que sólo ha habido hadas y hechiceros en los tiempos de Harun al-Raschid, el soberano de Bagdad, o los que afirman que incluso son falsos los relatos sobre los hechos de los genios y de sus príncipes, que se oyen a los cuentistas en los mercados de la ciudad.
Hoy todavía hay hadas, y aún no hace tanto tiempo yo mismo fui testigo de un suceso cuyos autores eran sin duda genios, tal como os relataré.


En una ciudad importante de mi amada patria, Alemania, vivía hace muchos años, modesta y sencillamente, un zapatero con su esposa. Sentado en la esquina de la calle, pasaba el día remendando zapatos y zapatillas, y también sabía hacer calzado nuevo, cuando había alguno que podía encargárselo; pero entonces tenía que comprar primero la piel, porque era pobre y no la tenía almacenada. Su mujer vendía verdura y fruta que plantaba en un pequeño huertecillo delante de la puerta, y mucha gente iba a comprarle con gusto, porque era muy limpia y pulcra en el vestir y sabía colocar y exponer la verdura de modo apetecible.

Vokabular
der Beherrscher =  el soberano
die Fee = la hada
der Zauberer = el hechicero
der Erzähler = el cuentista
der Zeuge = el testigo
die Begebenheit = el suceso
schlicht und recht = modesta y sencillamente
flicken = remendar
Gemüse und Früchte = verdura y fruta





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